Por Jorge Álvarez
Viste como cuando se viene un rico postre que se “te hace agua la boca” empezando a saborearlo antes, así le pasa a Bill Gates con las vacunas.
El hombre de Microsoft se dio cuenta que no era lo mismo meter un virus en una computadora, para después venderte el antivirus, que desparramar el Covid19 por el mundo y después venderte la vacuna. Primero porque es más la gente que no se quiere morir que la que usa la computadora. Segundo porque los gobiernos están ahorrando para comprarlas y nadie se los va a objetar, no importa el precio, no van a discutirlo. El mega multimillonario negocio da para hacerse cargo de la OMS, de la publicidad, los medios y periodistas más importantes, los políticos, congresos, legislaturas, gobiernos, clubes de barrio, asilos, parque de diversiones, etc. La mano viene tan bien que a nadie le va a importar los efectos secundarios o lo que le metan adentro. No va importar si la cepa muta y ya no sirva, lo importante es además, conseguir la inmunidad para el laboratorio y salvarlo de consecuencias no deseadas…no sea que por ahí tengamos que comernos un juicio, dice Bill, (ya tenemos uno en la India, pero allí son muchos, que importa que muera alguno o hayan quedado enfermos. Tenemos otro en África, pero ese es el continente de los negros, para que los queremos, están para probar todo!)
Y así van las ovejas en rebaño mientras el lobo se refriega las manos y se le hace agua a la boca, cuando ve pasar a Caperucita. Solo que son siete mil millones de caperucitas!…no sé si me entendés.