Hijo:
Para vencer la indiferencia del corazón humano, comienza contigo mismo. Observa todas las veces en que tu corazón se cierra a la realidad planetaria o cuando piensas que te comprometes con el mundo, pero tus acciones demuestran el grado de tu compromiso.
La indiferencia entorpece la consciencia y no le permite evolucionar. No es necesario que te involucres emocionalmente con lo que sucede en el mundo, pero sí que tales acontecimientos te lleven a tu transformación y te impulsen para que nunca detengas tus pasos.
La indiferencia es uno de los grandes males de la humanidad, peor aún que la ignorancia; porque aquel que es indiferente ya tiene cierto grado de instrucción, y sin embargo, sigue pensando más en sí mismo y en sus propias necesidades.
Hijo, la indiferencia es la que llevará a muchos seres que se creen espirituales hacia el abismo de la consciencia planetaria. Cuida para que no seas tomado y llevado por la indiferencia humana. Trata de seguir tu consciencia y tu corazón, y cuando sepas que debes hacer algo, hazlo rápidamente, no ignores las necesidades. Cuando veas que alguien necesita de ti, ve en su auxilio sin miedo. Si sabes lo que sucede en el mundo y que, en este mismo instante en el que estás delante de las Palabras de Dios, existen otros que están siendo probados en su fe, y de rodillas eligen morir con Cristo a vivir sin Él, entonces ora verdaderamente, sin cesar.
Si ya conoces el papel de la consciencia indígena en el planeta y también sabes cuánto padecen los indígenas por el abandono y por la indiferencia, actúa, sirve, ora, auxilia, ofrece tu amor. Demuéstrales a estos hermanos que tienen una importancia vital en la vida espiritual del planeta y que su manera de ser no debe ser vendida de forma turística para divertir a los inconscientes. Cuando estés delante de un hermano indígena, aprende con él, y en tu postura de aprender, deja que emerja de su corazón la pureza y la sabiduría que él tiene para transmitir a la humanidad.
Si sabes que el esfuerzo y la perseverancia son las claves para superar los obstáculos en este tiempo, no bajes los brazos cuando estés en dificultades. Si la prueba es mayor que tu fe, recurre a la unidad con tus hermanos; unidad que, cuando es verdadera, abre las puertas hacia Dios, para el descenso de Su Voluntad. Une tu corazón a los corazones de los que están contigo. Haz de esta obra una fortaleza en la que habitará el Rey de los reyes, en Su esperado retorno. Confía en la victoria y vela por el amor.
No pienses en lo que los otros harán por ti: practica lo que sabes y vence la indiferencia que, en diferentes circunstancias, se manifiesta en los corazones de todos los seres vivos.
Sé tú aquel que trasciende las leyes de este mundo; así podré revelarte misterios universales y los acontecimientos del mundo serán para ti, señales para interpretar y dar los próximos pasos sin miedo y con valentía.
Únete a Dios, únete a esta misión universal.
Vive bajo la Gracia de la Divina Misericordia.
Por el despertar del corazón humano,
San José Castísimo
Fuente: https://bit.ly/3i7hUAc