Por Juan José Sagardía
A falta de Pan buenas son las Tortas dicho Criollo que refleja la realidad del título.
No es novedad que los Adultos Mayores por ende Jubilados, somos carne de cañón para los Delincuentes. Totalmente indefensos ante la Policía y la Justicia.
Ejemplo hace poco los Delincuentes Invaden una Casa de Familia de un Jubilado, con un ganado prestigio entre la gente del Barrio, es Jubilado y sigue trabajando y ante la usurpación de su Propiedad, decide arriesgar su vida, para defender a su Familia y sus Bienes, que con Trabajo y Honestidad constituyó y teniendo en cuenta que nuestra Constitución Nacional, lo preserva en el Derecho de su Propiedad, teniendo una reacción normal ante la indefensión pública toma un arma y repele la acción de personas de malvivir y logra herir a uno de los integrantes de la Banda por lo cuál escapan y nuestro Jubilado con una reacción normal ante un ataque, hizo lo que cualquier y todos los Ciudadanos haríamos, como naturalmente actúa un animal doméstico si lo atacan, lógicamente, sin saber que los Delincuentes tienen Derechos, nosotros los Trabajadores y Honestos Ciudadanos y además Jubilados, no tenemos Derechos, hemos perdido nuestra Libertad, por la Inseguridad reinante y la falta de presencia del Estado a través de sus Fuerzas Armadas y Policiales y lógicamente una inacción de los Representantes que nos Gobiernan en todos sus estamentos, hacen que Nosotros estemos en la Cárcel de nuestros Hogares, mientras los Delincuentes transitan la calle en absoluta Libertad.
Por ello la vida en nuestra Sociedad está tergiversada. Los Honestos en Prisión los Delincuentes en Libertad.
El Mundo del Revés, cantaba María Elena Walsh y a las pruebas me remito, murió un Delincuente y en las Noticias, Diarios, Radios, Televisión fue noticia por el Delincuente, si el caso hubiera sido la muerte del Jubilado, los medios periodísticos, apenas hubieran hecho un comentario, total murió un Jubilado a quién le interesa, pero murió el Delincuente y el Jubilado está Preso, doblemente, cuando no mató a nadie estaba preso en su casa para resguardarnos de los Delincuentes y ahora Preso por haber matado a un Delincuente en Defensa de su Propiedad, de su Familia y de su propia Persona.
Además para demostrar la Impunidad que tienen los Delincuentes (que seguro reciben subsidios del Estado), la Familia que saben que ese miembro sale a delinquir, en patota se presentan ante el domicilio del Jubilado para amenazarlo y es probable que la Familia del Jubilado, se tengan que ir del Barrio y lógicamente su casa será usurpada por los familiares del Delincuente y así terminará esta Historia, por la Impunidad establecida en nuestra Sociedad y en nuestra Patria.
Ya nos enteramos por los Diarios de que en Barrios se organiza una familia y comienzan a molestar a otra Familia para lograr que se vayan de su casa y ellos usurparla.
En alguna oportunidad leeremos lo que dice nuestra Constitución Nacional, que todos los Ciudadanos, tenemos Derechos a ser Libres o sea ejercer la Libertad, del Trabajo, de Generar una Familia, de Cumplir con nuestros Deberes, de Educarnos, que además tenemos la obligación y el derecho de Elegir y ser Elegidos, para dirigir los Intereses del Estado.
La Justicia, debe reformar su accionar a través del brazo Policial, Fuerzas Federales, Fiscales, Jueces, ellos son los que deben colaborar de hacer propuestas para dejar de lado vetustas Leyes que regulan la acción de aplicar Justicia, respetando los Derechos de las Personas, que viven a Derecho, no contra Derecho, para estos debe de haber medidas de castigo ejemplar para una acción delictiva y acortando los plazos para hacer Justicia.
La Justicia lenta, no es Justicia.
A nuestra Patria, llegó la Pandemia del Virus, que se suma a la Pandemia de la Delincuencia, la Pandemia de la Inseguridad, la Pandemia de la Pobreza, a la Pandemia de la inexistencia de Líderes o Referentes de Valores, que se puedan detectar y distinguir.
En nuestro País, estamos en el Mundo del Revés. ¿Quién podrá defendernos?, además, ¿Qué nos Pasa?.
Santa Fe, 31.07.20
Juan José Sagardía
Ciudad