Después de leer el último comunicado de la Sociedad Argentina de Pediatría, un decálogo de falacias, contradicciones y sofismas, sólo debo refrendar lo ya dicho, luego del primer comunicado de esta sociedad, con la misma indignación e idéntica impotencia.
“No estamos hablando de las vacunas que salvan vidas, que cambiaron la historia de la humanidad, de la medicina. Como ocurrió con los antibióticos.
Estamos hablando de una vacuna, no probada, que implica, para un niño/niña, un riesgo muchísimo mayor que enfermar de COVID.
Estamos hablando, de falta de escrúpulos, de un aluvión de información que desinfoma.
Estamos hablando del miedo como estrategia, de un gran negocio, de sociedades espurias, del contubernio infame de científicos, virólogos, burócratas e infectólogos.
Estamos hablando de pediatras sin discernimiento crítico.
Estamos hablando de cumplir nuestro juramento, viene desde Hipócrates el apotegma al que adscribimos, el que debe guiar nuestros actos, dice… primum non nocere… antes que nada… no dañar.
De todo eso estamos hablando, desde la tristeza y la impotencia.
Por eso, sin dudas…
LOS NIÑOS NO DEBEN SER VACUNADOS”.
Neri Trossero.
Pediatra Endocrinólogo.
MN: 61576.
MP: 2575.