Desde hace unos años en España y en Estados Unidos han surgido pueblos donde los adultos mayores poseen sus viviendas individuales pero comparten servicios comunes y actividades recreativas y sociales.
La mayoría de las personas fantasea, en algún momento de la vida, con vivir cerca de los amigos. El sueño de la juventud ahora es posible pero en la adultez. Desde hace unos años en España y en Estados Unidos, entre otros países, ha surgido un nuevo sistema de casas colaborativas conocidas como Co-housing. Se trata de un pueblo o comunidad formada por viviendas individuales pero donde las personas comparten servicios comunes, actividades sociales y recreativas, comedores y, fundamentalmente, disfrutan de la vida con amigos o con sus pares. Esto surge como consecuencia del crecimiento de la expectativa de vida y, además, ante el elevado índice de personas mayores que viven solas.
Esta tendencia también se observa en personas más jóvenes. Un claro ejemplo se observa en Estados Unidos, en las afueras de Austin, Texas, donde cuatro parejas amigas durante 20 años construyeron sus casas frente a río del Llano para vivir cerca y compartir momentos juntos.
Las casas fueron diseñadas por el arquitecto Mateo García, quien buscó que sean sustentables. En los exteriores se colocó acero corrugado que permite reflejar la luz solar, y de esta manera, mantener fresco el interior en verano, y ventanas aislantes especiales. También poseen techos inclinados con barriles para contener hasta 20.000 litros de agua de lluvia, algo fundamental en la zona que se caracteriza por ser muy árida.
Los interiores, en tanto, son de madera contrachapada, un acabado no es muy costoso y brinda mayor calidez y bienestar.
Cada casa tiene una superficie de 37 metros cuadrados y posee un vestíbulo; un baño; un área para el descanso conformada por una cama matrimonial, un sofá y un escritorio con biblioteca; y una cocina integrada. Su costo es de alrededor de US$ 40.000.