ESPIRITUALIDAD
La paz reina en los corazones que silencian su boca, su mente y su corazón para escuchar a Dios.
Cuando los murmullos y los clamores cesan por un instante y dan lugar al silencio, las almas se postran delante de Dios para escuchar Su Voz y Sus Designios, también silenciosos pero llenos de Amor pueden permear a los corazones y traerles claridad, certezas, respuestas y, sobre todo, paz.
El silencio, hijos, también es oración.
En el silencio, sus espíritus pueden elevarse hacia más allá de las dimensiones, de los conflictos y del caos y estar en un lugar seguro para dialogar con Dios.
Las almas que aprenden a silenciarse, aprenden a entrar en verdadero contacto con el Infinito, porque no están solo pidiendo o queriendo elevarse por su propio esfuerzo, sino también saben silenciarse, confiar y dejarse tocar por las Manos de Dios, que las conducen al contacto con la vida superior.
El silencio también es parte del camino que los conduce a Dios. Sepan percibir los momentos para clamar, cantar, rogar y simplemente silenciarse para oír la Voz del Padre, para dejarse conducir por Él al infinito de Su Reino, a los misterios de Su Creación.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo