Por Jorge Álvarez
Una cosa era ser Rey y otra presidente. El Rey era absoluto. Uno. Solo su voz, su voluntad. Sólo él y los demás pa bajo!…pero llegó otra forma de conducir los destinos de un país: LA DEMOCRACIA…y su régimen “presidencialista”. Pero NO ES UN REINADO.
Algunos creen que una vez elegidos se consagran como Monarcas! y piensan igual como si conducir en la democracia fuera solo y exclusivamente pensamientos y decisiones de él.
Por eso es muy peligroso que un Presidente se sienta Rey. Pero hay algo peor: el Rey casi no escuchaba al pueblo. No le interesaba. Solo le importaba lo que él pensaba. En cambio en democracia es exactamente lo contrario. El presidente jamás debe olvidar que está para gobernar por orden y mandato del pueblo, AL QUE DEBE ATENDER, ESCUCHAR, porque es UNA DEMOCRACIA NO UN REINADO. Algunos elegidos se toman tan a pecho el poder, que se sienten reyes y no son más que “delegados”, elegidos por un tiempo para administrar lo más correctamente posible las necesidades de su gente por un tiempo determinado procurando lo mejor en el manejo de las decisiones y la plata que NO ES DE ELLOS, justamente es de los ciudadanos que lo eligieron.
Por eso hay que escuchar bien cuando hablan. Si dicen “YO”, “YO VOY A HACER”, “QUIERO”…o habla de “NOSOTROS”, “VAMOS”, “MI EQUIPO”. A veces la garantía de que las cosas se hagan lo mejor posible depende de la cantidad de mentes pensantes, y no de la decisión de una sola cabeza…de un REY… Y esta reflexión que sirva para todos los status del poder.