La muerte de Diego Maradona genera una repercusión mundial, la misma que tuvo durante su carrera como futbolista. En un planeta menos globalizado, el “Diez” logró meterse en todos los confines de la tierra gracias a lo que hacía adentro de una cancha.
Hay casos puntuales que pueden dar fe del magnetismo y la transcendencia de Maradona. Uno de ellos es Emilio Scotto, quien dio dos vueltas al Mundo en una década y en su travesía recibió la ayuda directa e indirecta del astro de la pelota.
Scotto tuvo su encuentro con Diego entre finales de 1986 y principios de 1987. “Lo conozco cuando llegó a Europa en diciembre de 1986. Como siempre, no tenía dinero y viajaba conlo mínimo, así que fui hasta su casa y le toqué el timbre. Me atiende Claudio en el portero eléctrico y me dijo que Diego no estaba, pero que lo esperara que en minutos iba a llegar. Efectivamente, al rato se aparecieron todas las patrullas escoltándolo, ya que ese mismo día iba a viajar a recibir el Botín de Oro a Barcelona”, manifestó el viajero.
Y continuó: “En primera instancia, no ve y sigue de largo, pero después se asoma al balcón y me mira. Ya cuando baja para irse al aeropuerto, se acerca y me saluda. Le comentó que estaba dando la vuelta al Mundo y me dice que ya sabía porque había leído mi historia en la revista El Gráfico. Me preguntó que necesitaba y antes de irse, me dijo que su chofer me iba a llevar a un hotel. Al tiempo vino el chofer y me llevó a un hotel de cinco estrellas. Diego había dado la orden de que me paguen una estadía de tres días, pero les pedí que me lleven a una pensión, donde con el mismo dinero pude pagar un mes”.
Luego de aquel primer contacto, ambos se volvieron a ver cuándo Emilio estaba preparando la continuidad de su viaje. “Luego de tener ese gesto conmigo, junto a Fernando Signorini me invitaron a presenciar los entrenamientos en el Napoli. Después de eso, recién lo volví a ver cuando estaba finalizando mi estadía, ya que se hizo una fiesta en Roma porque había llegado Ricardo Alfonsín, quien en ese momento era presidente. Maradona fue a saludarlo y ahí pude aprovechar para sacarme una foto con él, cosa que me sirvió en África para sacarme de la cárcel dos o tres veces”, indicó.
El documento fotográfico que lo inmortalizó junto a unos de los mejores jugadores de fútbol de la historia fue lo que lo mantuvo con vida cuando el viaje se complicaba. “A mí me sacó de prisión, donde no me iban a soltar nunca más. Además, me habían confiscado hasta la sangre. En Chad me acusaron de ser espía de Khadafi, en ese momento la tensión entre esos país era importante porque habían estado en guerra. Al ver la visa de Libia en el pasaporte, me quitaron todo y creían que era un infiltrado. No me iban a fusilar porque era extranjero, pero iba a estar encerrado de por vida”, aseguró.
Sin embargo, el magnitud de Maradona fue la llave que abrió las candados más difíciles. “Tres días después de estar en un cuarto donde no entraba la luz, abre la puerta un hombre, gira una silla y piden que traigan cosas para comer. Me trataba como un héroe, todo esto paso porque revisando entre mis pertenencias encontraron la foto con Maradona”, cerró.
A años de haber sorteado esas peripecias gracias al “Diez”, Scotto le escribió una carta tras enterarse de su fallecimiento. La misma la compartió en sus redes sociales.