Por Mario Rubén Sosa
Los genios no se van al cielo, se quedan entre nosotros a través de sus logros
Lo conocí personalmente en 1.991. Daba Clases en un colegio Industrial, hicimos un viaje a Buenos Aires para visitar una feria internacional de máquinas-herramientas. Ex profeso, uno de mis colegas profesores se comunicó con el y pactó una visita a su taller en Saladillo. Nos desviamos un poco de nuestro destino, pero esos kilómetros de más…, valio la pena hacerlos.
Era una persona llena de vida, simpático, autodidacta al 100 %, nos recibió y atendió personalmente. Su taller era sencillo, con maquinarias antiguas…, asombroso para un genio como el. ¿Cómo se puede ser un genio, trabajando con máquinas tan viejas?, me pregunte. Lo cierto es que con poco hacía mucho, su taller era muy eficiente. En el ambiente automovilístico argentino, era considerado un genio, era amigo de Juan Manuel Fangio. Sin embargo su pasión era la aeronáutica…, ¡los helicópteros!
En un lugar del taller, se advertía un prototipo de helicóptero simulador…, (parecía de juguete la verdad):
-Ese no vuela -dijo-, ¡es un prototipo para que aprendan a volar nuestros pilotos!, y está en desarrollo.
Para cuando se concretó esta visita a su taller, ya había construido varios ejemplares de helicópteros sorprendentes.
Dialogar personalmente con el, fue una grata experiencia. Le conté que era de Santo Tome (Santa Fe), mis alumnos eran de Viedma (Provincia de Río Negro), que trabaje en una fábrica de herramientas muy conocida. Me dijo:
-Conozco tu ciudad, porque trabaje con gente de la DKW de Sauce Viejo. Santo Tome está a 10 kms de Sauce Viejo frente al Aeropuerto ¿no?…, ¡si! le conteste.
-Diseñe un motor V4 para que se pueda instalar en los Autos Unión que se fabricaban allí (el mismo quíntuple campeón mundial de F1, Juan Manuel Fangio, fue el probador de este motor), que remplazaría al de 3 cilindros (de 2 tiempos) con los que salían de fábrica…, pero la Empresa cerro y se vendió a Fiat, el proyecto ¡se esfumo nomas!…
-En los setenta, empecé a producir (a pedido de pilotos de Turismo de Carretera), elementos para sus autos y sobre todo bombas de aceite…, con eso subsistí y seguí proyectando mis helicópteros.
Como sabía algo de aeronáutica (por haber leído), le nombre varias empresas que fabricaban helicópteros de Francia, Italia, USA… hasta que me corto diciendo:
-Con esa “empresa” tengo problemas judiciales…, me robaron una idea que tengo patentada…, pero los pocos pelos que me van quedando…, no los perdí por ese problema. Sigo mejorando mis ideas, voy evolucionando a través de los años y la experiencia.
En efecto, luego supe que esa “empresa” estadounidense (cuestionada por el) era una importante contratista de la NASA y el Pentágono. Enfrentarse a ella judicialmente, era una lucha en desventaja como la de David y Goliat…, y no el contaba con una piedra sagrada como la de David.
El hombre tenía fijación con los helicópteros, una y otra vez los mencionaba.
Cicare era un niño inquieto con cuerpo de adulto, entusiasta como pocos. Recuerdo ese día como algo muy especial en mi vida. Hoy con su partida de este mundo, comprendo que fui un privilegiado por haberlo conocido. Debí seguir su ejemplo porque era un tipo muy joven, con una vida entera por delante (tenía 27 años en ese momento)…, la verdad es que me dio miedo cambiar mi forma de ser teniendo frente a mí a alguien que enseñaba precisamente con el ejemplo.
Por cierto, los diversos gobiernos argentinos lo reconocieron infinidad de veces como una mente brillante, pero no hicieron mucho por apoyarlo. No se fue de este mundo sin haber logrado lo que se propuso, pues ese modesto taller de saladillo, se convirtió en una verdadera fabrica de helicópteros, varios de ellos vuelan en otros países.
Augusto Cicare (alias Pirincho), nos dejó una gran enseñanza para todos los argentinos: EN ESTE PAIS SI ALQUIEN NO PUEDE HACER ALGO…, ¡ES PORQUE NO QUIERE!.