En unos momentos en que recursos tan básicos como la luz y el agua potable están viendo subir sus precios de forma exagerada en muchos países, surgen iniciativas para obtener estos elementos de forma gratuita, sostenible y sencilla. No sirven, de momento, para grandes suministros, pero ya hay muchas familias que tienen luz y agua gratis en Colombia y Chile. Dos inventos concretos han materializado lo que solo parecía una utopía: lámparas que funcionan con agua de mar.
¿Generar electricidad solo con agua salada? Eso es lo que ha conseguido una empresa colombiana de energías renovables, E-Dina, que ha desarrollado una linterna portátil llamada Water Light, que es capaz de producir energía eléctrica a partir de agua de mar durante 45 días y, además, puede recargar la batería del móvil.
La lámpara ha sido desarrollada junto a la agencia Wunderman Thompson, también de Colombia, y constituye una alternativa fiable para tener alumbrado en comunidades que carecen de energía eléctrica.
El dispositivo solo necesita llenarse con medio litro de agua de mar, aunque en caso de emergencia también puede emplearse orina, y con ello puede funcionar a lo largo de un mes y medio.
Ello es posible gracias a la ionización de un electrolito compuesto por agua salada, que reacciona con placas de magnesio y cobre en el interior de la lámpara para producir electricidad.
Wather Light actúa como si fuera un minigenerador de energía y también puede usarse para recargar teléfono móviles y otros dispositivos electrónicos mediante un puerto USB.
La lámpara funciona a lo largo de todo el día. Ha sido creada con la idea de que sea un producto 100% reciclable y duradero. De hecho, la vida útil de cada aparato es de unas 5.600 horas, lo que equivale a unos 230 días, que pueden ser dos o tres años si no se utiliza con tanta frecuencia.
El aparato consiste en una carcasa exterior cilíndrica, hecha de madera, que en su base tiene un circuito integrado. En la parte superior, hay una tapa perforada que permite que el agua fluya mientras el hidrógeno creado en el proceso de ionización puede escapar a través del agujero.
Cuando las partículas de sal del agua se han evaporado, la lámpara puede vaciarse y volver a llenarse. El agua utilizada, además, puede usarse a su vez para otros fines.
Wunderman Thompson afirma que su objetivo es lanzar ahora una versión en tamaño más reducido de esta lámpara y producirla masivamente para todo el mundo.
Inicialmente, la lámpara se diseñó para el uso del pueblo wayúu, comunidad indígena que vive entre Colombia y Venezuela. Se trata de un área con dificultades de acceso a la luz eléctrica, pero que está rodeada de mar Caribe, suficiente recurso para obtener energía a partir de ahora.
Este diseño ha obtenido tres premios en el festival francés de creatividad Cannes Lions 2021: un Silver Lion en la categoría de diseño y dos bronces en las categorías de innovación y responsabilidad social.
Tragaluces que dan luz y agua gratis en Chile
Sin embargo, la iniciativa Waterlight no es la primera que aparece en el mundo para llevar luz, por medios sostenibles, a comunidades apartadas de las infraestructuras urbanas. Este mismo año 2021 el arquitecto Henry Glogau consiguió quedar finalista en el premio de diseño Lexus con su claraboya portátil de desalinización.
Este otro aparato, pensado para colocar en el techo a modo de tragaluz o claraboya, consiste en un mecanismo que, por una parte, permite desalar agua y, al mismo tiempo, emitir luz y ser utilizado como lámpara sin necesidad de energía eléctrica. Todo ello, utilizando solo el sol.
El diseño emplea luz solar y agua de mar para crear una iluminación tenue, además de agua dulce limpia y potable.
El tragaluz de desalación solar funciona evaporando el agua de mar utilizando el calor del sol.
Durante el día, el agua de mar se filtra a través de una tubería hacia el tragaluz, que tiene forma de cuenco. La sal y los contaminantes se eliminan y el agua potable limpia se puede extraer a través de un grifo situado en la base. La salmuera sobrante crea ‘baterías de agua de mar’ que luego encienden la luz por la noche, convirtiendo la desaladora en una lámpara.
El padre de la iniciativa resta importancia a su invento: «No se trataba de volver a inventar la rueda de ninguna manera. Solo se trataba de intentar combinar estas ideas simples, que han existido durante cientos de años, y aplicarlas en este otro contexto», señala.
El diseño de Glogau se inspiró en un viaje a barrios marginales de Chile. «Lo fundamental para mi diseño fue establecer una relación con la ONG local», dice. «Proporcionaron mucha investigación, pero también conocimiento sobre la vida dentro de estos asentamientos informales».
Henry Glogau aprendió de la ONG local ‘Techo’ que cada día en Chile 10 familias se mudan a barrios marginales porque no pueden pagar una vivienda convencional. Paralelamente, todas las empresas de servicios públicos están privatizadas en el país, por lo que los precios del agua son los más altos de América Latina.
Para ayudar a las personas de bajos ingresos a tener acceso a agua potable y segura, Henry les enseñó a hacer sus propios tragaluces improvisados.
Página web de Water Light: https://www.waterlight.com.co/