Por Carlos del frade
Vicentin es la síntesis de la realidad nacional y provincial, drama y también posibilidad concreta de recuperar las riquezas para el pueblo argentino. “Por una nueva intervención gubernamental en el caso Vicentin”, es el título del último y muy buen informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, coordinado por Claudio Lozano e integrado por Javier Rameri. Allí se ve que entre las principales diez exportadores principales de la Argentina, seis son extranjeras y que Vicentin mutó en Viterra, el nuevo nombre de su socio Glencore. Mayor extranjerización, tal como lo veníamos diciendo hace rato.
Lozano termina diciendo que “cuando venza el período de exclusividad en el marco del concurso, el Estado Nacional haga valer sus derechos asociados a los créditos del Banco Nación, el resto de la banca pública y la AFIP y busque los socios necesarios para que el final de esta historia se acerque a la necesidad de nuestro país y no al fraude de Vicentin. Es decir: no a la extranjerización, si a la creación de una empresa testigo en el comercio exterior de granos”. Estamos totalmente de acuerdo.
Entre las quince exportadoras más importantes, la facturación total en 2020 fue de 26.269 millones de dólares. La gran mayoría de esas empresas están en la provincia de Santa Fe. De semejante volumen de exportaciones no le queda nada al estado santafesino porque sigue vigente una reforma constitucional del año 1866 en plena guerra del Paraguay que prohibía a las provincias cobrarle ingresos brutos a las exportadoras. Federalismo de ficción. Se van miles de millones de dólares, queda el empobrecimiento de miles en las provincias y millones en Argentina.
Estamos a poco más de un mes que termine el plazo fijado para el concurso de acreedores de Vicentin y todavía el juzgado de Reconquista no reconoció que se trata de un grupo de decenas de empresas, al mismo tiempo que las causas penales hablan de estafas, fugas de capital y lavado de dinero a través de empresas fantasmas en las Islas Vírgenes o Panamá. Es necesario, alguna vez, que los delincuentes de guante blanco vayan presos en la Argentina.